Cuando los dolores son tan
grandes como las injusticias sin sentido, la mínima alegría se convierte en una
enorme esperanza.
Un poquito se hace tanto… una luz
se hace sol. Un abrazo se hace mundo.
Veo la foto. Conozco el lugar. Sé
lo que es… he visto lo que ese lugar produce…lo que quita para siempre, lo que
deja eternamente, lo que marca a fuego… con profundas heridas heladas de hielo.
Sí que conozco ese lugar,
distinto pero tan igual a otros que he visitado. Alambres, barreras, rejas,
candados y más candados. Dedos manchados para entrar. Dedos manchados para
salir.
Los inviernos que son de hielo y
los veranos que son de fuego.
La felicidad afuera… adentro solo
las penas.
Conozco ese lugar…sí que lo
conozco, distinto pero tan igual a los tantos dónde otros sufren las misma
exacta injusticia de la prisión.
Para cualquiera que vea la foto, es
un “abuelo” sonriente. Para mí es Justicia, es esperanza, es vida es felicidad.
Es Libertad.
Pocos saben que en Argentina,
donde el Estado levanta banderas de derechos humanos para hacerlas flamear a
los cuatro vientos… casi un millar de ancianos han sido condenados a muerte.
Los demonios del pasado anidaron en los resabios del terrorismo… y tomando por
asalto la justicia, los encerraron en cárceles que matan.
Pocos saben que en las cárceles
de Argentina, un millar de ancianos son sometidos a un régimen vejatorio que
los arrastra hacia una muerte dolorosa y lenta. Muchos han muerto sin posibilidad
de atención médica. Ancianos con enfermedades crónicas y graves, con problemas de movilidad, con
sondas, discapacitados, imposibilitados de tomar los medicamentos prescriptos…
sometidos a traslados interminables desde las cinco de la mañana hasta las 11
de la noche en vehículos sin botiquines siquiera.
Ancianos integrantes de las
Fuerzas de Seguridad, Militares y hasta civiles, perseguidos por un Estado
prevaricador sin escrúpulos, y olvidados por todas y cada una de las
Instituciones que por humanidad,
deberían levantar la voz obligatoriamente.
Por eso, Cuando los dolores son
tan grandes como las injusticias sin sentido, la mínima alegría se convierte en
enorme esperanza.
Un poquito se hace tanto… una luz
se hace sol. Un abrazo se hace mundo.
Veo la foto. Conozco el lugar. Sé
lo que es… he visto lo que ese lugar produce…lo que quita para siempre, lo que
deja eternamente, lo que marca a fuego… con profundas heridas heladas de hielo.
Dirán que al hombre de la sonrisa
enorme lo liberó un tecnicismo. Tal vez. Los tecnicismos muchas veces suelen
ser más justos que una justicia corrupta.
Miro esa sonrisa enorme, esa
alegría inmensa de noviembre. Y esa sonrisa es esperanza de otras miles de
bocas que esperan tras las rejas para poder sonreír la misma libertad.
Su sonrisa es alegría de todos,
pero es también es tristeza de los que faltan.
Los que faltan dependen de vos,
de mí… de todos. De que nuestras voces nunca se cansen de gritar Justicia, de
que nuestros brazos nunca se bajen, de que nuestros pies nunca dejen de caminar
el camino.
Un millar de Presos Políticos
esperan en Argentina su turno para sonreír… nuestras voces no se callan, nuestros
brazos no se bajan y nuestros pies no se detienen… ¡Hasta que TODOS LIBRES!
Horacio R. Palma
Escribidor contumaz…
3 comentarios:
Terrible...cómo duele..que injusticia..gracias
Hablamos algún día de la cantidad de absueltos en los juicios supuestamente armados y digitados?
Más que un país sin vergüenza, es un país lleno de sinvergüenzas.
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