El sol en mi ventana me presta esperanza. Y luz. La cosa es
adentro. Muy adentro… en ese recodo oscuro del alma que nadie ve, que pocos
notan.
Pero está el sol que presta esperanza, y está la ventana que
miente libertad. Las canas me avisan cosas que mis huesos ya sabían desde hace
unos años, justo ahí, en ese lugar que algunos llaman articulaciones.
Y yo miro entonces la libertad que me presta la ventana esta
mañana y la esperanza luminosa que el sol me presta… y sonrío… y creo que soy
feliz, aunque el reflejo del vidrio me devuelva unos ojos tristes, gastados…
cansados.
Horacio R. Palma
Escribidor contumaz...
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