sábado, 5 de abril de 2014

Es por Gustavo... pero también es por todos

Gustavo Juliá. Periodista de Gualeguay

Nos proponen jugar al juego del yo me callo tú te callas él se calla nosotros nos callamos ustedes se callan. Desde arriba proponen el juego, abajo nosotros agachamos la cabeza y decimos: Nada. Decimos Nada diciendo Miedo. ¿Por qué?

Y si nosotros nada, entonces el juego sigue, los de arriba toman valor al ver nuestra “valentía en el arte de arrugar”, y apuran el juego hasta empujar nuestras fichas hacia el final del tablero del: nos callamos todos… Probemos, total, hay gente que se golpea el pecho en acto de contrición y se coloca el silicio en la parte que más le duele… al otro, y grita la jaculatoria de democracia en un programa de radio dentro de un espacio cedido “gentilmente”, mientras se encomienda todas las mañanas al rezo de la oración tirana que el cura de la religión pagana nos hace repetir: el silencio es salud el silencio es salud el silencio es salud amén.

Democracia es otra cosa. Lo sabe usted. Lo sé yo. La diferencia es que mientras muchos callan de pensamiento palabra obra y omisión, otros pocos se animan y dicen y hacen y se niegan a callar. Y pagan las consecuencias de NO venderse por un arbolito de navidad.
Imaginemos ¿quiénes se benefician con el silencio de todos? A ver… piense.

¿Quién se imagina usted que sale beneficiado en el mundo del yo Estado hablo hasta por los codos y a vos querido mío te cierro los caminos para el decir?: ¿los políticos corruptos, o la familia de clase media que paga sus impuestos? ¿El funcionario de los chanchullos, o el changarín al que le escatiman los aportes? ¿El juez que transa con los políticos y ciertas bandas de delincuentes, o el ladrón de gallinas que se come el garrón de 10 años de prisión efectiva? ¿El policía coimero, o el que se rompe el lomo para salir adelante arriesgando su vida por 5.000 pesos? ¿El docente que abusó todo el año de las licencias y al que el modelo lo premia con una banca en el Consejo Deliberante, o el pibe que debió esperar un año más para terminar el profesorado, hasta que el de la licencia se dignó a tomarle examen?

¿Quiénes andarían a sus anchas por la vida ante la mudez de las críticas y el silencio de los que deben informar? ¿No se le ocurre?… vamos, hágame el esfuerzo de pensar un poquito.
Sin un periodista dispuesto a meter la nariz en lo recóndito, para informar o mostrar lo que otros se esmeran en esconder, el camino se le allanaría a los peores. No cabe duda.
Sin un escritor dispuesto a contar lo que la mayoría calla, el futuro encontraría triunfantes a los apretadores del silencio.

Uno puede elegir. La cobardía del silencio o la dignidad de no agachar la cabeza.  Elige la dignidad de enfrentar la mentira con la verdad, o ser funcional a los que sin escrúpulos nos roban la esperanza y la libertad. Porque de eso se trata, de la dignidad y las agallas de pelear por la libertad, que no es solo suya ni mía, es NUESTRA.

Hace un tiempo… recuerdo que me reuní para hablar un buen rato con el Periodista Gustavo Juliá, hombre orquesta dentro del Canal 2 de Gualeguay.
Gustavo conduce el noticiero (conducía debo decir ahora para decir lo correcto)… y además es el responsable de la programación del canal de cable más importante de Gualeguay. Responsable desde hace muchos años de que un canal de ciudad que ha crecido con esfuerzo y con talento, tenga una gran variedad de programas realizados por vecinos de Gualeguay. Con Gustavo nos juntamos un fin de semana y como él estaba con poco tiempo, la charla fue en el estudio del canal. Cerca del mediodía, y Gustavo estaba de bermudas y remera, solo, pintando los decorados brocha en mano.

Días antes, mientras yo caminaba temprano por la costanera, muy temprano, lo había cruzado mientras él, cámara en mano, esperaba para alguna nota en un lugar remoto y en una hora demasiado temprana.
Así se vive el periodismo en el interior del país: un día con la brocha otro día con el micrófono. Se llama vocación. Se llama ganas. Se llama tener la camiseta puesta. Que es lo que finalmente trasciende la pantalla. Es lo que el público nota ni bien prende la tele y elige. En los pueblos, lejos muy lejos del glamour de los grandes medios nacionales, y lejos muy lejos de las millonarias sumas contractuales de las ciudades poderosas, es la vocación, esa pasión por hacer, lo que mueve a un periodista más que el dinero. Pero obviamente hay que comer y hay que pagar las cuentas.

A pulmón. En ese día, yo le comenté mis pensamientos sobre la importancia de la libertad del periodista. Hablamos sobre las dificultades para ejercer la profesión en una ciudad donde uno está todo el tiempo conviviendo con los que debe criticar, con los que les dan publicidad, o con aquellos a los que uno debe indagar.

Claro que es más sencillo para un periodista de Gualeguay criticar a Menem que husmear en los números del último carnaval. Y menos comprometedor criticar a Obama que objetar desde un noticiero la enésima contratación directa del señor “hagoloquesemecanta”.
Porque luego hay que salir a conseguir la entrevista, y luego hay que salir a vender publicidad y hay que aguantarse que el Estado te castigue quitándote arbitrariamente la pauta oficial, o remoloneando a la hora de permitirte tirar un cable para que el abonado te pueda ver… y ahí, la libertad se termina. Premio para los que se vuelven oficialistas y mudos… castigo para los que plantan bandera y dicen: desconfío.

Y hay que comer todos los días y el anunciante se te puede enojar si un día vos contás una verdad que él prefiere callar. Y al dueño de la radio lo pueden apretar con los papeles de la licencia y a la dueña del diario la pueden reprender quitándole la pauta que no es dinero de los EleEtadoSoyYO sino que es dinero de todos nosotros.
Entonces la cosa cambia. Porque ya no es mi libertad de callar o de decir sino que es la violencia del poderoso para hacerme callar por las buenas o por las malas. Una cosa es que yo decida, y otra muy distinta es que me lo impongan.

Imaginemos ese mundo que algunos sueñan: todos haciendo silencio.
Radios mudas, diarios en blanco, libros vacíos. Una señal de tele que pasa un torneo de curling. O todos hablando de la importancia de Mozart en la venta de pana roja para las butacas de los teatros.
Un triste mundo monocorde. El aburrido lugar donde a todos se nos obliga por miedo a callar. El lugar pacíficamente violento, donde unos imponen el pensamiento único por arrebato, y deciden el silencio de los otros.

Eso no es democracia hermano. Lo sabe usted y lo sé yo.
Tal vez no lo entendamos hoy. Tal vez no lo veamos mañana… pero al final del camino, el tiempo se tomará la revancha de mostrarnos la sociedad peor que dejamos hacer entre todos, entre el periodista cómplice que no se plantó ante el atropello hacia su colega, entre el empresario con agallas solo de bolsillo, y entre el público manso al que un día le quitaron la libertad de informarse y se encogió de hombros en lugar de exigir libertad.

Triste es ver que la generación que tenía la gran oportunidad de cambar la historia, terminó eligiendo el camino oscurantista del apriete, del miedo, de los castigos, de los acuerdos espurios por debajo de la mesa…que sin razones, eligieron la opción de la fuerza para atarnos la libertad. ¿Tiene miedo?, lo comprendo, pero sepa que sólo cuando nosotros dejemos de ser cobardes, ellos dejarán de hacerse los valientes.  

No es por Gustavo, es por todos.

Horacio R. Palma
El Día de Gualeguay
Gualeguay
Entre Ríos

2 comentarios:

Pochy dijo...

Excelente nota, gracias.!!!! Me emocione,gracias, la verdad agradecida.Como amiga te lo agradezco !!! Un abrazo !!

Anónimo dijo...

Horacio muy buena tu expresión, creo que en Gualeguay la mayoría se calla por miedo a lo que hará hacer el señor “hagoloquesemecanta”... soy socio del Tiro Federal Gualeguay... y el Sr. “hagoloquesemecanta” avasalla nuestra libertad....todo por beneficio de el y sus "seguidores" y sicarios del mal-hacer...para sacarlos de la carcel cuando los agarran... Por Gustavo y por la Libre-Expresion..
Camji2005