sábado, 7 de diciembre de 2013

Nelson Mandela... el ejemplo que molesta al modelo de venganza kirchnerista


Y finalmente, enfermo y viejo… murió Nelson Mandela.
El hacedor de la pacificación de Sudáfrica, falleció tras una larga convalecencia en su casa de Johannesburgo. Tenía enormes 95 años. Lo cuidaban 22 médicos, dicen las crónicas. Supongamos que sea cierto. Se lo merecía.
Tal vez la pulmonía última haya sido una complicación de la tuberculosis que incubó en esos 27 años que pasó preso en Robben Island.
Mandela era miembro de una familia negra y numerosa de Sudáfrica, cuando ser negro en Sudáfrica era sinónimo de perder muchos derechos individuales de ser ciudadano y otras muchas humillaciones como ser humano.
Era abogado y un militante comprometido. Su militancia lo había convertido en su tierra, en el símbolo de la libertad para los de su raza.
Nacido en un pequeño pueblo, Mandela se educó entre misioneros hasta ingresar al colegio Universitario de Fort Hare. Es allí donde se  compromete en militancia y se incorpora  al Congreso Nacional Africano (ANC), un movimiento de luchaba contra la opresión de los negros sudafricanos. Todavía no había llegado 1945.
El Congreso Nacional Africano comulgaba con las ideas socialistas de la época, es verdad, pero Mandela supo ver más allá.
Años más tarde, Mandela llega a la presidencia del Congreso Nacional Africano, cuando en Sudáfrica gobierna el Partido Nacional, que impone la segregación racial y hace mucho más fuerte el llamado: “Apartheid”.
La represión del gobierno para con los activistas, produjo 8.000 detenciones, uno de ellos Mandela. Lo liberan en el año 1955, y reaparece promoviendo la aprobación de una Carta de la Libertad, en la que plasmaba la aspiración de un Estado Multirracial, igualitario y democrático, una reforma agraria y una política de justicia social.
Las manifestaciones se intensificaron y el régimen racista se endureció. Los líderes del ANC comprendieron la imposibilidad de seguir luchando por métodos no violentos. En 1961 Mandela fue elegido secretario honorario del Congreso de Acción Nacional de Toda África, un nuevo movimiento clandestino que adoptó el sabotaje como medio de lucha contra el régimen de la recién proclamada República Sudafricana.
Fueron años violentos, en una nación violenta. Pero Mandela sabría ver más allá.
En 1962 fue detenido nuevamente y condenado a cadena perpetua: estuvo 27 años en la cárcel. Desde distintos lugares del mundo llegaban las peticiones al gobierno Sudafricano para que lo liberara. Pero el régimen sudafricano rechazó en todo momento las peticiones internacionales. Así, Mandela se convirtió en un símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país.
En 1984 el gobierno le ofrece la libertad, solo si aceptaba establecerse en uno de los sectores del apartheid, una especie de gueto para los de su raza. Mandela lo rechazó. Su nombre ya era parte de la lucha popular y la población presionaba más contra un régimen que se debilitaba a pasos agigantados.
Frederik De Klerk era por entonces el presidente de la República por el Partido Nacional. Ante las presiones, De Klerk asume una primera apertura contra la segregación racial y en el año 1990 libera a Nelson Mandela, convirtiéndolo en su principal interlocutor para negociar el proceso de democratización.
Por estos hechos, ambos compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993. 
Las elecciones fueron en el año 1994, y en ellas Mandela se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica. Allí aparece en toda dimensión su estatura de Estadista y pacificador, pues en un gesto inconmensurable para la reconciliación nacional definitiva de Sudáfrica, decide mantener al ex Presidente De Klerk como vicepresidente. 
En otro gesto de Estadista sin par, el 20 de junio de 1999 Mandela entrega el poder a su sucesor, Thabo Mbeki, y se retiró de la política.
Ahora que “Madiba” ha muerto, los mezquinos de siempre, los que por historia no le llegan ni siquiera a la altura de sus tobillos, han comenzado con la ingente tarea de apropiarse en el discurso, de las bondades de Mandela.
Algunos lo muestran a Mandela abrazado al dictador cruel de Cuba, Fidel Castro, otros lo esgrimen abrazado a Khadafi. Otros lo critican por su militancia pro aborto.
Los mezquinos de siempre, los de corazón chiquito, no alcanzan a entender el ejemplo Mandela.
Nuestro país sobre todo, que desde hace años se desangra en antinomias imbéciles de violencias ancestrales, debería meditar mucho y bien la enseñanza pacificadora de Mandela. Más allá de las fotos o de los discursos, de las palabras o la retórica, a los grandes hombres y mujeres de la historia se las distingue por sus acciones.
Y ahí está Mandela, viejo, enfermo, saliendo en libertad tras 27 años de prisión sin ánimos de venganza.
Salir, y unirse a su último carcelero y hacerlo su vicepresidente y poner pero en serio, a la Patria por encima de las miserias de los hombres.
Mandela y De Klerck unidos en las manos y en la sonrisa, mirando hacia el futuro de una Sudáfrica pacificada y sin rencores… con errores también, como hombres que son. Por todo lo que representó para Sudáfrica, ésa es la mejor foto de Mandela.
Estoy convencido que el legado de Mandela, el ejemplo de Mandela... es haber sido capaz de perdonar a sus carceleros y haber puesto los intereses de su Nación, por sobre las miserias personales de la venganza. Mandela fue el hombre y su circunstancia.
Murió un ESTADISTA, así, con mayúsculas.
Y eso es algo de lo que nuestros políticos y representantes deberían aprender. 
Este gobierno de Argentina, embanderado en sospechosas luchas populares de supuesta grandeza nacional, y todos aquellos que desde hace 30 años manejan en Argentina el feroz negocio de la venganza, no tienen estatura moral para comparase con el legado MANDELA, ni comparase a la hora de hablar de derechos humanos.
Deberían más bien nuestros representantes y nuestros mercenarios de los derechos humanos, meditar y seguir su ejemplo. Pero no lo creo probable, pues para eso se deber tener grandeza de corazón... y amor por la Patria. 
Murió Nelson Mandela, 27 años preso: Cero Rands de indemnización
Murió Nelson Mandela, el hombre que cambió su País con una revolución pacífica de perdón, un hombre que no necesita ni remeras ni banderas de revolucionarios berretas y violentos.
Murió Nelson Mandela, y descansa en paz...
Su gran mérito, no fue sólo defender la reconciliación y el perdón de su país, sino inculcarlos en quienes reclamaban la revancha...

Quizás, algún día… los argentinos podamos actuar su ejemplo, en lugar de solo declamarlo con palabras vacías.

Horacio R. Palma
El Día de Gualeguay
Gualeguay
Entre Ríos

No hay comentarios.: