Linda
mañana. El sol entra cálido por la ventana que le dice “pase” a la brisa suave
del oeste. De entrecasa, el oeste es mi paisaje favorito. Los amaneceres son
claros y los arreboles encendidos.
Las mañanas se vuelven esperanza y las
tardes presagian destinos claros. A veces.
Belu, a la que hasta ayer le cambiaba
los pañales y le calentaba la mamadera, está en sus cosas pero junto a mí esta
mañana, abrumada entre hojas, corrige exámenes de sus alumnos y me comenta
detalles de color sobre las desastrosas pruebas que corrige y que los alumnos
disculpan con dibujitos o frases ingeniosas. Pero de estudio, poco.
Sonrío… pues me descubro diciendo por lo
bajo “cómo pasa el tiempo” y ya me siento un veterano de vida, pensando estos
pensamientos que antes solo eran de mi abuelita.
Acabo de preparar la primera parte del
mate, el agua, que sin mate no hay ritual de sábado por la mañana. En la lata
donde guardamos la yerba solo queda ese polvillo verde que no se quita con
ninguna zaranda y que me hace estornudar.
Así que no me queda otra que investigar
en la cocina a ver dónde está la yerba. Mi orgullo de marido domado no me
permite preguntar: “querida, ¿dónde está la yerba?”, porque la experiencia nos
dice a los hombres que la respuesta vendrá, pero vendrá tras un rosario de
reproches y consejos. Así que empecé a buscar solito, después de todo, el
corazón es grande pero la cocina es chica y no me llevará mucho tiempo
encontrar el paquete de yerba.
Ahí está, guardado en un cajón bajo diez
paquetes de fideos pintados con cúrcuma berreta.
Un stiker verde fosforescente de
supermercado chino pegado en uno de sus lomos, me llama la atención: $35.90.
En el país de la yerba. En el país de la
harina. En el país de la leche… en el país de Moreno.
Hoy es la yerba, ayer fue el pan y en
algún momento la leche, que curiosamente en cartón, cuesta más o igual que el
litro de nafta súper en Buenos Aires.
Claro que no propongo como desayuno
ponerle café a la nafta súper, solo apunto odiosas comparaciones de precios que
siempre me han llamado la atención.
Para el funcionario ultra oficialista
Guillermo Moreno, la inflación no existe. No está. Y para todo el séquito
militante del modelo, abocados a disfrazar la realidad con fanatismo perverso, la
inflación no es culpa de las políticas del gobierno sino de los empresarios
especuladores.
Nagacionistas. Las figuras de los monitos
que no escuchan y que no hablan los pinta de cuerpo entero, y han tenido la
pericia de cambiar el monito que se tapa la boca, por uno que pasa letra en los
innumerables medios de comunicación que el Estado mantiene con su millonaria
pauta publicitaria, pauta que maneja discrecionalmente para premiar a los
acólitos, o aporrear a los críticos.
Y entre medio usted y yo.
La yerba por las nubes y la Ley de
Medios utilizada para domesticar a cualquier potro que corcoveé libertad. Mi
abuela, no la gorila, la otra… que nunca supo explicarme porqué su amado Perón
un día cerró el Diario La Prensa, cantaba muy bonito un tango de letra genial “…cuando
no tengas ni fe, ni yerba de ayer secándose al sol…” Yira Yira.
Y la fe que se va perdiendo y tal vez
mañana la yerba secándose al sol. Nadie lo sabe.
“Verás que todo es mentira, verás que
nada es amor…” El peronismo y su historia de amores y odios. Ya lo dijo John
William Cooke en su discurso ante la Cámara de Diputados de la Nación, fue en 1951:
“Nosotros estamos contra La Prensa por razones mucho más serias, mucho más
fundamentales. Estamos contra La Prensa porque creemos que diarios de esa clase
son los que han minado la base de la nacionalidad, creemos que La Prensa es uno
de esos obstáculos, como hay muchos otros en el continente, que han impedido o
demorado todas las posibilidades de reivindicaciones proletarias en
Latinoamérica. Nosotros lo decimos por encima de las contingencias de la
comisión investigadora. Lo decimos como hombres políticos que expresamos
opiniones personales. Nosotros estamos con los obreros, y estamos contra La
Prensa, porque La Prensa siempre estará, como lo ha estado hasta ahora, contra
los obreros y contra nosotros. Este es el planteo revolucionario con respecto a
este problema de La Prensa. Nosotros con los nuestros, La Prensa con los suyos
y con sus aliados de dentro y fuera del país, y con todos aquellos que, sin
estar complicados en las maquinaciones de los diarios capitalistas, creen que
están defendiendo los intereses de la prensa libre y de la libertad de
opinión...” El peronismo y su historia de libertades encadenadas. La Argentina
y sus historias de enfrentamientos estériles.
Digo, porque a lo mejor la gente piensa
que la historia de embates contra la prensa comenzó con Sabatella. Pero no.
O a lo mejor los distraídos piensan que
eso de las listas negras y mordazas la descubrió el General Videla en los 70,
cuando la Argentina se desangraba combatiendo a un terrorismo sin piedad ni
remordimientos. Negativo.
El gobierno kirchnerista hace parar a
don Agustín Rossi frente a las cámaras para mentir que descubrió “documentación
secreta” del gobierno de Videla. En realidad, por falta de mantenimiento se
cayó una pared en el Edificio Cóndor y encontraron información oficial, actas y
planillas firmadas, que el gobierno nunca se encargó de buscar. Punto.
Tomo un par de mates y por la ventana
las nubes han cubierto de plomo el celeste de un cielo que ya no está. Tal vez
quiera decirme algo.
A la presidenta parece que le han dado
el alta neurológica, pero todavía no puede volar, justo ella, que perece vivir
en una nube de realidad lejana.
Hace un mes que no sabemos de ella y ella
hace tiempo que ya no le interesa saber de nosotros. No delibera ni gobierna
sino a través de sus partes médicos y mediáticos.
Mientras tanto, el modelo del “amor” se
desvanece en odios y enfrentamientos.
Argentinos contra argentinos. Bandas de
narcos que han visto las bondades del modelo negacionista, y se mueven entonces
con total impunidad. No hay fuerzas de seguridad, no hay fuerzas armadas, no
hay controles en fronteras, no hay radares…
Verás que todo es mentira, y veremos que
nada es amor, y que al modelo ya nada le importa. Yira y yira mintiendo la
historia y esa única verdad que es la realidad.
La rebeldía popular, arrebujada solo en
el descontento en las urnas. La Iglesia que atina un grito que se ahoga en la
poca convicción de ponerse firme frente a un régimen que la detesta. Manso y
tranquilo el pueblo que sufre.
Los militantes del modelo “nacional y
popular” cantan su misma cantinela: “no te desesperes loco toda va a andar
bien, ninguna bala, parará este tren”.
En Mendoza, dos ancianos enfermos
esperan la muerte encadenados a su cama del hospital. El modelo que no es
derecho ni humano, tiene encadenados a dos militares ancianos que están presos
a la espera de un juicio. Nadie grita indignación.
“Lo
que el gobierno quiere es que se mueran, los quieren matar, mi marido está muy
enfermo y se puede morir en cualquier momento, y eso es lo que quieren,
matarlo. El gobierno nacional quiere que todos mueran como ya han muerto
230 personas acusadas de delitos de lesa humanidad, por falta de atención
médica”, dice Angélica Pirani, esposa de un ex comisario que sin que el
tribunal sepa, fue trasladado una cárcel lejana. No miente.
Horacio R. Palma
El Día de Gualeguay
Gualeguay
Entre Ríos
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