¿Festejar la
tragedia?... claro que no: “se conmemora”, rezan los del Estado soy yo.
¿Para qué sirve
conmemorar una fecha si no somos capaces de pensarla y discutirla en su
contexto?... depende cómo se haga y para qué, puede servir para una gran
variedad de intereses.
A
los argentinos nos cuesta la Historia. Nos pesa la Historia. Tantos años han
pasado y todavía la llevamos de lastre. Andamos divididos y empantanados en las
tragedias de un pasado tan definitivo como lejano, en lugar de pensarnos Nación
y militar en el andar aunados forjando un futuro entre todos. Sin que nadie
falte a esa cita única del: todos juntos.
A
veces somos nosotros mismos quienes nos dejamos llevar por la esterilidad de
las divisiones eternas. Pero la mayoría de las veces son otros quienes cargan
nuestra mochila. Divide y reinarás. “Makiavelo” escrito con K.
¿De
qué sirve abrir las heridas de un pasado promiscuo, solo para inventar la
historia que le conviene al poder de turno? ¿A quién le conviene atar un país a
la piedra de la discordia y arrojarlo al fango de la mentira? ¿Por qué lucrar
con la venganza, demorando un futuro pacificado? ¿Para qué?
Allí
donde la currícula de esta efeméride especial, afirma mentiras como verdades
rotundas, yo me sumerjo cada 24 de marzo en una mar de preguntas sin encontrar
respuestas.
Hace
muchos años que estudio los violentos años setenta de Argentina. Es un tema que
me apasiona, en parte supongo, porque muchas de sus heridas arañan parte de mis
recuerdos. Y porque muchas de sus venganzas amputan la felicidad de mi presente
con una extraña tristeza ante tantas injusticias.
Nuestros
70. He tenido la suerte de hablar y de entrevistarme con muchos de sus
protagonistas.
Los
pesados, por llamarlos de alguna manera, y los perejiles. Los de los fierros, y
los del pico. Los violentos de caño, y los violentos de pluma.
Hombres
y mujeres que un día, por alguna razón, creyeron que debían tomar las armas
para llegar al poder. Hombres y mujeres de armas a los que un día, el
Presidente Perón les ordenó aniquilar al terrorismo.
La
política, y los políticos… como siempre en este país, desataron el desastre y
se lavaron las manos.
Matar
o morir. Matar y morir. Matar por matar. Matar para no morir.
Algunos
los llamaron demonios. Otros aún hoy pelean el número de los demonios desatados
por un tiempo en que se pasearon por nuestra historia los apasionados por la
violencia. Dos, tres, uno… ninguno.
Yo
creo que el demonio en Argentina fue la guerra fratricida desatada por una
ideología soberbia, que contestaba con una bomba ante cada pero, y con dos
tiros por la espalda cerraba las discusiones políticas.
Y
entonces la tragedia de argentinos contra argentinos.
Tal
vez ese demonio que habita dentro de nosotros haya ganado después de todo la
batalla de nuestros 70, no solo con su muerte desbocada entonces, sino también
con sus ansias de discordia aún.
Otro
fin de semana largo y recién en marzo… este es por el Día Nacional de la
Memoria por la Verdad y la Justicia. Un feriado inamovible, un prestigio que ni
siquiera la muerte de San Martín se merece. Dicen.
Tengo
hijos en la escuela, hijos que son alumnos e hijos que son docentes… por eso me
consta que la conmemoración de éste día en nada se condice con una memoria por
la verdad. Asisto a las parodias de juicios mal llamados de “lesa humanidad” y visito
regularmente los penales a dónde son arrojados los viejos militares y civiles
perseguidos por los resabios revanchistas de quienes en los 70 militaban en pos
de los grupos terroristas, por eso me consta también qué tan lejos está este gobierno
de perseguir justicia.
Ni
derechos ni humanos. Los desechos humanos brotan en carne viva.
Contar
la historia violenta de nuestros años 70 solo desde el 24 de marzo de 1976, es
ser cómplice de los grupos terroristas que creyeron ver en la violencia, un
camino válido para tomar el poder. Justificarla a partir de ésta fecha,
también.
La
maestra de mi hijo manda un papelito recortado que pegó en una hoja de su carpeta
de cuarto grado: Dentro del logo de la Madres de Plaza de Mayo se lee: “24 de
marzo. Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
Más
abajo: “Hoy, juicio y castigo a los responsables de ayer. Fueron años de
silencio y la memoria hay que fortaleces. Que el pasado nos impulse al futuro
con esperanza. El respeto y el consenso fortalecen la esperanza…” Un lindo
versito que firma Silvia Beatriz Zurdo
Ni
una sola referencia a los responsables verdaderos. Ni una sola línea de la
historia completa, para comprender mejor aquella violencia.
Los
políticos han tenido la inteligente precaución de esconder sus
responsabilidades. Ni peronistas ni radicales ni socialistas han reconocido
nunca su responsabilidad en nuestra tragedia setentista. Nunca han llamado a los
intendentes de entonces para hacerles preguntas.
El
24 marzo no se puede comprender sin Perón. No se puede comprender sin los
cientos de intendentes peronistas ni los cientos de intendentes radicales
durante todo el gobierno cívico militar.
El
24 de marzo no se puede entender si borramos de los libros la violencia
siniestra de terroristas profesionales, entrenados en dictaduras como la de
Fidel Castro en Cuba.
Nunca
entenderemos los 70 si escondemos los asesinatos de Aramburu, secuestrado y
fusilado en un sótano, de Larrabure, secuestrado, torturado, ahorcado y
arrojado en una zanja más de un año después, al negarse a colaborar con los
terroristas.
El
24 de marzo no se entenderá nunca si omitimos contar el asesinato de Herculiano
Ojeda un tarde de verano. Ojeda fue quemado vivo solo por ser policía… y en su
retirada, los terroristas asesinaron a Juan Barrios, de 3 años.
Rucci,
Mor Roig, Vandor, Sallustro, Sacheri, Viola… miles de argentinos asesinados por
la espalda o volados por los aires, explican el 24 de marzo mucho mejor que una
jornada de reflexión pautada con sospechosa parcialidad.
Y
esta foto de un Marino sin atención médica, abandonado por el Estado, encerrado
hace más de 10 años por haber combatido a los terroristas, que llegó casi
muerto por deshidratación e inanición después de haber recorrido media docena
de hospitales públicos en un camión del Servicio Penitenciario Federal sin que
ningún médico del Estado se dignara a darle atención, explica de manera
explícita que la justicia y los “derechos humanos” en la Argentina de hoy,
están teñidos de una escandalosa parcialidad.
Deseo
sinceramente que en un futuro no muy lejano, los argentinos seamos capaces de
reconciliarnos definitivamente con nuestra historia y con nuestro pasado,
y sin rencores, caminemos pacificados
hacia el futuro.
Horacio R. Palma
El Día de Gualeguay
Gualeguay
Entre Ríos
3 comentarios:
EXCELENTE TU NOTA HORACIO,ME HAS HECHO LAGRIMEAR,PORQUE NUESTRA REALIDAD ES TRISTE EN ESTOS AÑOS.UN ABRAZO,Y OJALA EN UN DIA NO LEJANO, SEJUZGUEN LOS TERRORISTAS
MARTA
Mis Respetos Don Horacio. Ud. tiene los h... bien puestos y la MEMORIA completa...Un placer leer sus reflexiones. Un Abrazo Patriotico!!!
Marcelo
Muy buena nota, pero nunca debemos de dejar de tener en cuenta que lo que NO CUADRA ES LA SOPRESA POR DICHOS HECHOS...Al enemigo marxista lo primero que debemos tener en cuenta ANTES DE COMBATIRLO, es conocerlo...y si lo conocemos, NO DEBE SORPRENDERNOS SUS ACTOS....Por eso, tambien, es necesario entender que acá solo procede una actitud combativa en todos los frentes...pero claro, San Martin, Rosas, Chilavert, Pascual Echague, Artigas, están muertos....y las FFAA -si podemos decir eso de ese rejunte que queda- solo sirven como adulones para tocar canciones para animar reuniones sociales o carnavales....NO DEBEMOS OLVIDAR QUE QUE CADA PUEBLO TIENE EL GOBIERNO QUE SE MERECE....Harían falta muchos Mussolini, J.A.Primo de Rivera en esta tierra de hombres cándidos, militares de torta de cumpleaños cuando no traidores cobardes pero bueno, desapareceremos como nación mas tarde o mas temprano si no viene 'ALGUN CRIOLLO A MANDAR' como decía J.de San Martin
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