Hermindo Luna, a la izquierda de la foto
Hubo un tiempo
en que Argentina había sacado todos los premios de locura, en la imbécil
Lotería de la violencia. No fue hace mil años… ni doscientos, sino que fue ayer
nomás.
La Historia
intentó ocultarnos aquél tiempo, solo para proteger a los cobardes.
Pensá que en una
tórrida tarde de un 5 de octubre de 1975, un grupo de terroristas argentinos,
financiados en partes iguales, por el Estado Cubano y por lo recaudado en
delitos comunes … se armaron hasta los dientes, secuestraron un avión de
Aerolíneas Argentinas, tomaron el Aeropuerto de Formosa, fusilaron a un policía
que estaba allí de custodia, en caravana partieron hacia el Regimiento de la
ciudad, entraron a sangre y fuego, fusilaron a los soldados que se duchaban, y
a los que no se rendían, y a los que levantaron las manos porque no entendían….imaginate
lo que eran de hijos de puta, que sus hijos se inventaron el mote de “jóvenes
idealistas” porque se les caía la cara de vergüenza.
Pero la
prepotencia del terrorismo organizado en el delirio y en el odio, se topó con
la humidad y el coraje y el temple y el amor a la Patria y a su tierra y a sus
cosas del Soldado formoseño.
Pequeño gran
detalle.
Son las pequeñas
grandes cosas que salvan a la Argentina cada vez que los hijos de puta intentan
robarla, asaltarla… o terminar de saquearla.
Toda una
organización asesina, se topa en la puerta de un Regimiento, en la siesta
abrazadora de la heroica Formosa, con el Coraje del Negro Luna.
Yo no creo en las casualidades.
El coraje y la humildad de Hermindo Luna están bajo bandera en el
Regimiento de Formosa, justo la misma siesta en que el porteño prepotente
intenta imponer su terror. El Negro Luna está prestado del monte formoseño, donde
coraje y amor a la tierra se aprenden poniendo cuerpo y alma: laburando. El
Negro Luna está curtido de monte y de espanto, no lo asusta la lucha
escarnecida ni lo frenan las palabras floridas y huecas de un terrorismo
ilustrado en otras banderas, banderas que no son celestes ni blancas.
El Negro Luna está bajo bandera, armado con dos brazos fuertes, un
corazón enorme como sus “pelotas”, una voluntad de piedra y el Amor a la Patria
mamado de su familia.
Allí, donde nadie lo imaginaba, El Negro Luna, curtido de monte y
escondiendo el miedo, levantó la cabeza y agachó su rodilla y empuñó el fusil que le
dieron para defender a su Patria
“Rendite negro, que con vos no es la cosa”, grita el terrorismo
ilustrado.
“Acá no se rinde nadie carajo!!” grita Luna con grito heroico de
Patria.
El final de lo acontecido aquella tarde, lo recuerda en el Bronce todo
el pueblo de Formosa.
La humildad, y el coraje, y el amor a la Patria del Soldado Formoseño,
vencieron aquél 5 de octubre y para
siempre, a la prepotencia terrorista ilustrada, que subestimó a los hijos de
nuestra tierra.
Mientras los hijos de puta tuvieron que cambiarse el nombre y mentir la
historia, los herederos de la sangre Luna, sinónimo de Soldado formoseño, lucen
orgullosos su Victoria.
Horacio R. Palma
Escribidor contumaz...
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