Militantes del FPV de Gualeguay, haciendo fuego en plena campaña con carteles de la oposición
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Un par de abuelos más orgullosos de una ideología, que de la sangre de
su sangre.
Una tía preocupada en la cantidad de gente basura que desanda las redes.
Una libertad que duele y que cuesta, y una grieta que ha separado a los
de allá… muy pero muy lejos de los de acá.
No tiene sentido… pero el mundo tal vez no lo tenga. Así que… todo bien.
Los que nunca respetaron, ahora piden respeto. Buen síntoma.
Los que asaron nuestros derechos en las llamas de su desfachatez, ahora
piden derechos y buenos modales. Y está bien. Pero con pinzas.
Los que ahogaron la libertad de todos al grito de “vamos por todo”,
ahora piden un poquito de respiro.
Los que sembraron vientos, al grito de “gorila, decime qué se siente”…
ahora reniegan de ciertas tempestades.
Atacar con sus reglas, defenderse con las del otro. Qué fácil resuelven algunos
personajes su libertinaje, cuando la única lógica es la de sus antojos.
¡¡Si hubiésemos podido todos… siempre!!
El problema no es la chanza, ni los comentarios subidos de tono… ni la
madre que se angustia por las cosechas de lo que sembraron sus recientes
antepasados.
Desde el medio del basural, se hace difícil creer que no todo es basura.
Y no: No todo es basura.
En ésas estamos… y en esas estaremos, hasta que nos propongamos
seriamente salir de entre la mierda. Todos.
En el mientras tanto… estaremos festejando o discutiendo “Victorias”
chiquititas.
Horacio R. Palma
Escribidor contumaz…
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