No griten. Levanten sus voces, si quieren… pero no
griten.
Escuchen. Cuenten hasta diez. Y escuchen.
Allí estuvieron más de diez años… gritando, sordos,
ignorando, despreciando, señalando sin señalarse. Culpando sin inculparse.
Ahondando grietas donde había puentes. Inventando realidades con mentiras
compradas en las ferias de los millones.
Allí estuvieron ustedes más de diez años… haciendo y
deshaciendo. Amenazando quedarse con todo en ese vamos por todo. Inventando guerras de sombras, vestidos de soldaditos de plomo.
Pero sentados en el altar de las Instituciones, fueron
respetados.
Y fueron escuchados.
Y fueron cuestionados.
Y fueron soportados.
Y finalmente… fueron descartados de la manera
correcta. Como lo hace la gente correcta.
Respeten… si quieren ser respetados, decía mi
abuelita.
Porque quienes siembran respeto cosechan respeto… y
cosechan desprecio quienes sólo han sembrado desprecio.
A los que no vayan presos por corruptos, los queremos cruzando el puente.
Horacio R. Palma
Escribidor contumaz...
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