"Argensinos"... argentinos y asesinos en partes iguales
En una siesta tranquila y calurosa, bajo un
cielo azul y formoseño, un pibe barre. En realidad lo que está haciendo es
cambiar la tierra de lugar. A pocos metros, varios de sus compañeros se duchan
para calmar los sudores de una mañana atareada. Los demás intentan una breve
siesta.
Están bajo bandera, son colimbas, muchos de
ellos han venido de monte adentro y en el regimiento han descubierto el baño,
el agua tibia saliendo de una canilla, y un plato de comida caliente que no se
saltea días, como en la pobreza del monte.
Lo que para algunos parece poco… a ellos les
suena a mucho.
La Argentina de entonces era una Argentina de
gobierno que luchaba por mantener la democracia endeble, atacada a tiro y bomba
por un grupo de “iluminados” que trabajaban a tiempo completo para minarla a
sangre y fuego.
Gobierno peronista de Isabel, reciente viuda
del General Perón. Los que han quebrado lanzas contra la bandera celeste y
blanca, calcados colores de este cielo de siesta formoseña, han resuelto seguir
los designios de un dictador que ha comenzado a pura bala su mandato en Cuba,
la hermana mayor de las islas del Caribe, con tan buenos resultados de miedo…
que aún mantiene su esfinge el poder total… absoluto de la vida y la muerte en
la Isla a nombre de su hermano.
Un estruendo de autos quiebra el silencio de
la siesta formoseña y le quita la monotonía de sus ruidos, que son casi
silencios. Carlos, Pedro, Daniel… póngale usted los nombre que quiera, pero
medio centenar de “argensinos” (argentinos y asesinos en partes iguales), han
preparado la masacre de esta siesta desde hace tiempo.
Cuidadosamente han decidido que en esta siesta
tórrida de las afueras de Formosa, asesinarán a quienes digan un pero. A punta
de pistola han secuestrado un avión de Aerolíneas Argentinas (hoy ya tienen
todos) que dejarán luego tirado en medio de un campo… han tomado el aeropuerto,
los muertos que regarán serán un número más para casi todos, sin nombre en una
historia de muerte… solo el pueblo formoseño se ha empeñado en no olvidar.
Y entran ahora a los tiros contra los pibes
que barren envueltos en sudor de patria y de monte, ajenos a las utópicas ideas
de los asesinos sin ley, sin Dios y sin Patria.
“Rendite negro que con vos no es la cosa”…
grita el porteño que viene con los prejuicios atados a la punta de su fusil
bolche. “El negro del monte es pueblo y bajará las armas de miedo y se unirá a
la revolución de la mentira…”, piensa el señorito bien de Buenos Aires que le
han prestado en Cuba una revolución inventada que se llevará muchas vidas de
muchos argentinos.
Pero al “Negro” lo ha parido el monte y en
monte ha mamado su tierra y en su tierra aprendió a defender a su Patria…
aunque el Negro no sabe leer, sí sabe que la Patria se defiende con la vida. El
Negro apenas si garrapatea su firma, pero con su actitud fue más valiente que
muchos de sus superiores que gastaron una vida de ilustración para entregarse
mansos a las voluntades de los que mataron a los suyos.
“Acá no se rinde nadie, mierda!!” grita el
Negro Luna, y con 6 palabras el “negrito del monte” tira abajo mil hojas de
pelotudos manuales revolucionarios para América Latina.
Pero los “argensinos”, están dispuestos a
matar a quien se plante. Y sin el mínimo remordimiento comienzan la masacre.
Fusilan a los que barren, a los que se duchan, a los que “sestean”. A los con
uniforme o a los que pasan por la calle.
Los “argensinos” son “pura…sangre”. Antonio, Heriberto, José, Dante, Ismael,
Tomás, Edmundo, Marcelino, Alberto, Víctor, Eduardo y Hermindo, que es LUNA,
murieron aquella tarde, bajo las balas de un grupo de “argensinos”, argentinos
y asesinos por partes iguales, y muchos de ellos, sin saber por qué puta razón
alguien entró a pura bala a fusilarlos mientras se bañaban para desagobiar la
siesta formoseña.
Horacio R. Palma
Escribidor contumaz
5 comentarios:
Muy buen relato. Los que vivimos esa época, sabemos que ésta es la verdadera historia! Abrazo Horacio y gracias por difundirla!!
Exactamente. A los que la vivimos no nos pueden venir con el relato de una juventud maravillosa que dio su vida por un país mejor. Simplemente eran asesinos.
Estimado Hernan, el relato es muy bueno, pese a esta "permanetne y nefasta" declaración de guerra para los nacidos en Buenos Aires. Si hay algo que no soporto es esa discriminación permanete, y el complejo de inferioridad que se nota cuando se expresan estas cosas. Lo unico que se logra y que hace que toda la verdad se vea opocada. Sinceramente. Pablo G. Bonforti
Estimado PGB...soy porteño, y el escrito intentó transmitir lo recabado en Formosa. Tuve la oportunidad de estar con familiares de las víctimas y formoseños en general. Abrazo
Excelente relato, duro por ser verídico. Soy porteño y me duele leerlo; pero lamentablemente es real. Prefiero asumirlo y no agrandar más la brecha. - Pienso, pucha que tenemos historias para desnudar en nuestro cine no?
Publicar un comentario