jueves, 16 de abril de 2015

El Kirchnerismo y su plan sistemático de exterminio...




Morir de llorar…morir de gritar

Hace tiempo que no me siento tan triste frente a una hoja en blanco, con la cierta convicción de que si no me limito, la llenaré de dolores gritados en carne viva.
Es curioso, pues esta semana me tocó vivir una situación tan definitiva como contundente. Un hombre de carácter implacable me citó a su casa para hablar sobre trabajo. Toqué timbre y subí. La esposa me hizo sentar en el cómodo sillón del living, señal de que la mano venía cambiada, nunca en éstos años me habían invitado a sentarme en el sillón del living. Unos minutos más tarde, entró apenas un espectro de aquél hombre de carácter pétreo con el que lidié tantos años. Más tarde, su esposa me contó entre llantos la enfermedad de su esposo. El hasta hace una semana hombre fuerte, hoy apenas tenía ojos para el miedo y la resignación… esos mazazos de realidad que acomodan para siempre lo importante por sobre lo urgente. Lo definitivo que creíamos tan lejano, por sobre lo pasajero que parecía definitivo.
Un mail avisado en el celu, me alerta. Las noticias no son buenas, un diagnóstico maldito anuncia más dolores.
Hace tanto tiempo que visito presos políticos de Argentina que hasta pareciera acostumbrado ya a ciertos embustes “tumberos”. Si hace doce años me hubieran dicho que visitaría tantas y tantas veces varios penales federales, yo mismo hubiera liberado una carcajada. Pero aquí estoy, tras casi una década de visitar presos políticos de Argentina en clave tumbera, haciéndoseme carne la maldita costumbre de lo que nunca debería haber pasado.
El cáncer, el mismo demonio que me ha llevado tanta gente que quise como a mi vida, se anuncia en una hoja de escueto testimonio. El diagnóstico lleva el nombre de un Soldado fuera de serie que lleva más de diez años detenido, con un temple que siempre envidié. Un Marino de "los de antes", como decía el gran Horacito Zaratiegui. Pablo lleva tantos años en los penales como en  los hospitales, más una madre ciega de casi cien años que recién este año le han dejado visitar los jueces que en Argentina son "inconmovibles" para ciertas cizañas.
Los derechos humanos en la Argentina kirchnerista, se han vestido de sangre y de venganza contra un millar de ancianos a quienes un día de hace casi cuarenta años les tocó combatir contra asesinos despiadados terroristas. Los dolores de aquella guerra aún subsisten.
Nadie me lo contó… yo lo vi. Mis ojos lo vieron, mis huesos sufrieron con los huesos de los perseguidos y mis horas pasaron lentamente como las horas de los crucificados en venganza.

Así como muchos han elegido “morir de llorar”… yo me he jurado morir de gritar: Hasta que Todos Libres
Pero por ahora van ganando los malos que, con la ayuda de tu indiferencia… gritan su grito horrible que cada día se hace más real de: hasta que todos muertos.

Horacio R. Palma
Escribidor contumaz...





Carta de Abraham Lincoln a una madre que perdió sus hijos en la guerra...


Washington, Nov. 21, 1864 
A la señora Bixby, Boston Mass. 

Estimada señora. 

Me han mostrado en los archivos del Ministerio de Guerra una declaración del ayudante del general de Massachussets expresando que usted es madre de cinco hijos que han muerto gloriosamente en el campo de batalla. 

Sé cuán débil e insuficiente ha de parecer cualquier palabra mía que intente distraerla de su aflicción por una pérdida tan abrumadora, pero no puedo abstenerme de ofrecerle el consuelo que quizá se encuentre en la gratitud de la República, para salvar a la cual murieron. 

Ruego al Padre Celestial pueda aplacar la angustia de su pérdida, y le deje sólo el afectuoso recuerdo de los seres queridos y perdidos, y el solemne orgullo que debe usted sentir al haber realizado tan costoso sacrificio en el altar de la libertad. 

Muy sincera y respetuosamente suyo 
A. Lincoln.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que deberías evaluar las opciones disponibles. La primera sería sumarte a tu amigo Zaratiegui y la otra entender que tus amiguitos represores han sido juzgados y condenados...por la sociedad ARGENTINA.
Saludos
AVOMPLA

Ricardo E. Frías dijo...

El anónimo comentarista parece desconocer, que la sociedad argentina no aprueba una justicia ciega que castiga sólo a los represores e ignora los secuestros, robos y crímenes, de los terroristas que iniciaron la violencia que desencadeno una guerra.