La persecución como política de derechos humanos en Argentina

Mañana calurosa en una ciudad enemistada con la tranquilidad. Miles y miles de personas corren juntas, apretada, pero en soledad.  Camino por la avenida Juramento que a cada paso huele a traición. Cruzo la avenida con la mirada, dos mujeres recostadas sobre la pared de la sombra, conversan rodeadas de enormes bolsas verdes repletas de cosas. La gente pasa rápido, esquiva las bolsas… no saben.

Yo sí sé de qué se trata… además reconozco a la esposa del Oficial del Ejército Argentino vivo, más condecorado en un guerra. Me desvío del camino, cruzo la avenida pero ahora con el cuerpo y saludo a las mujeres, con el alma.

Como cada jueves de cada semana de todo el año desde hace diez años, ellas cumplen el mismo ritual. Preparar las cosas temprano, acudir a la misma esquina y esperar la Traffic que las lleve a ver a sus maridos, a sus padres, a sus hermanos… Presos Políticos de Argentina, perseguidos por un régimen que se reinventa cada mañana en un nuevo rencor.

En esa esquina está un poco resumida la dolorosa historia de los últimos años de Argentina. El puñado de mujeres que espera en esa esquina dice mucho de ilegalidad, de vergüenza, de persecución, de sufrimiento, de dolores profundos de Patria, de heridas que un gobierno no quiere curar sino profundizar. Ese puñado de mujeres en soledad, rodeadas de bolsas esperando para ir a un Penal Federal habla mucho de nosotros también. Habla de nuestra indiferencia, de nuestra cobardía, de nuestra falta de compromiso para combatir a la injusticia y acompañar a los perseguidos.

Las ayudé a cargar las bolsas, y acompañé con la mirada a la Traffic que emprendía su camino… dolor, tristeza… y ese nudo entre el pecho y la garganta que ata con fuerza la impotencia.

Curioso… una pocas cuadras más adelante, me cruzo con María José López…. Hija de un Policía de Santiago del Estero que hace diez años es Preso Político del régimen. Otra vez la historia de ayer nomás que se me cruza en una esquina… en unos ojos negros de mirar profundo... y triste.

Otra vez ese nudo apretado por la impotencia entre la garganta y el pecho al escuchar la calcada historia de injusticia y persecución.

Lamentablemente será otro fin de año con miles de Losito y López encarcelados por venganza. Lamentablemente será otro fin de año con esposas de maridos encerrados y con hijos de padres encerrados. Y lamentablemente… será otro fin de año de miles y miles de nosotros indiferentes.

Horacio R. Palma

Escribidor contumaz