viernes, 22 de agosto de 2014

Dolores profundos de agosto...



Llevo los días felices dentro del corazón. Los tristes, clavados en el alma. La gente suele decirme que se me notan.
El invierno, que perdió definitivamente su batalla contra este pegajoso y endemoniado agosto…me ha cargado una gripe que no se quita ni con remedios de seis laboratorios, y unos labios fugaces me han dicho: tranquilo, te espero.
En tiempos donde los progres de la tele aconsejan que los términos hombre mujer travesti o dios sean utilizados como sinónimos de la nada, aquí me tiene la vida a contramano, llamando a las cosas por su nombre, que es algo mucho más difícil que andar queriendo llamar a las cosas por lo que no lo son.
Mucho Gre Gre para decir Gregorio se quejaba mi abuelita, la gorila, que era una militante en eso de decir las cosas por su nombre. Sin eufemismos. Sin esos disfraces dialécticos que ciertos papanatas utilizan para esconder realidades grandes como casas.
Y este pseudo progresismo que nos gobierna a caballo de un gobierno corrupto y descarado, ha horadado las piedras fundamentales de los Valores y las Instituciones hasta convertirlas en polvo. Y su trabajo de machacar y machacar va dando resultados… han hundido en el fango a la biblia con el calefón, amparados en un pueblo cada vez más esclavo de su ignorancia.

Las cosas por su nombre, Horacio Zaratiegui, Horacito, me enseñó hace muchos años el camino de la lucha contra la injusticia incipiente. Nos encontramos en una hermosa confitería de calle Juramento… Sálvame María recuerdo que se llamaba. El prefirió cerca de la estación del tren que lo traía de zona norte. Los Presos Políticos de Argentina se contaban entonces con los dedos de nuestras manos, pero Horacito sabía que la cosa recién empezaba y le intrigaba saber por qué también me preocupaba a mí. Y desde esa mañana de sábado lo quise con el alma. Inteligente, buen tipo, luchador, padre baboso y orgulloso de sus mellis, siempre dispuesto y siempre luchando por la causa de los Presos Políticos.
En el 2008 Horacito se fue quemando naves…y su dolor me quedó clavado en el alma, una puñalada que sangra dolorosa.
Horacito llamaba  las cosas por su nombre. A los cobardes les decía cobardes. Se fue un 23 agosto Horacito, fecha cara también pues es el aniversario de la muerte de un Soldado “de los de antes”. Soldado Valiente, como pocos: Argentino del Valle Larrabure. Un grupo terrorista llamado ERP, lo secuestró, lo tuvo más de un año cautivo, lo torturó, y hasta que un día lo ahorcaron y lo tiraron en una zanja. Así era la Argentina que hoy ya nadie quiere recordar. El relato ha contado todo patas para arriba, y los asesinos de Larrabure hoy son honrados por el Estado, mientras el ejemplo de Larrabure, Soldado mártir, es un ejemplo que se esconde.
Horacito Zaratiegui y Argentino del Valle Larrabure… dos dolores profundos de agosto que sangran y duelen en el alma.
Las cosas por su nombre: “Cuando dejemos de ser cobardes, ellos dejarán de hacerse los valientes” escribió Horacito… la sentencia exacta, es la llave necesaria para cambiar el trágico destino que nos espera.
Buen fin de semana para todos…

Horacio R. Palma
Escribidor contumaz



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