sábado, 21 de diciembre de 2013

Esperanzas de juventud...

Lo dicho… tantas alertas envió el gobierno por la ola de calor típica de verano, pero se olvidó de dar el alerta más esperado: Señor, le van a cortar la luz durante 3 días.


Ah, perdón, primero lo primero… como decía mi abuelita, no… la gorila no, la que murió con la esperanza intacta de que su santa Evita alumbraría el futuro de Argentina desde el cielo. Digo que primero lo primero: un muy pero muy feliz verano.
Estación hermosa para aquellos que tienen la dicha de poder disfrutarla, y estación dura para todos los que deben soportar la rudeza de su clima, en condiciones precarias.
A fuerza de ser sinceros, y ojo que si hay algo que no soy es Radical o Peronista, sin embargo, Alfonso Primero de Argentilandia, tenía sus cosas pero avisar te avisaba.
“! Porque con la democracia se come se vive y se educa…!!!” gritaba Alfonso Primero de Chasco… mus, pero la luz te la debía toditos los veranos. Eso sí, el hombre tenía la delicadeza de avisarte con tiempo los cortes programados de luz.
Era un clásico en tiempos de Alfonso Primero, leer las noticias económicas, remarcar precios, y anotar el día en que te iban a cortar la luz.
Ahora ni eso, vos vas al súper, hacés la compra de la semana, o sea, gastás 6 pesos por día para una familia tipo de 4 personas… esperá que hago la cuenta: 6 pesos con los que dicen se puede comer por día, por 7 días que tiene la semana por 4 personas por familia… ehhh…   800 mangos de mercadería te gastás en tu sábado libre, llenaste la heladera por la mitad, y el domingo te cortan la luz por dos días sin decir agua va!!, y vos acabás de tirar la canasta básica familiar a la basura.
Sí, ya se que la cuenta no da 800 mangos, pero uno cuando va al súper no le cobran de acuerdo al Relato del indec, sino de acuerdo a la cruda realidad.
No tenés luz, por ende no tenés tele ni celu ni compu ni agua si vivís en departamento… pero sacás del último cajón la vieja radio que compraste en el todo x dos pesos cuando los todos x dos pesos traían cosas de china, rascás dos pilas triple A de uno de los diez cajones donde guardás esas pilas que no sabés dónde corno tirar, y entre las ciento cincuenta pilas hacés dos. Prendés la radio para ver si ellos te pasan info, porque la empresa que arregló con el  Gobierno para brindar el servicio de luz, en lugar de contratar empleados te pone una grabación… “estimado cliente, su reclamo ha sido notificado, estamos trabajando para restablecer el servicio a la brevedad”. Y vos querés una voz de un ser humano de carne y hueso, aunque sea esos energúmenos de call center para que al menos, mientras te repiten el versito que tienen practicado en mil sesiones de coaching, vos podés putearlos en cuatro idiomas. Uno que sabés bien, y otros tres que inventás de bronca en el momento para descargarte.
Prendés la radio, la inclinás de diez maneras distintas para que deje de hacer ruido y escuchás la voz oficial. El Coqui Capitanich, haciéndose el Carlos Corach habla sin admitir preguntas incómodas cada mañana.
Y entonces te enterás que la culpa de los cortes de luz es toda tuya porque tuviste el tuppé de compraste un frío calor en 24 cuotas.
Los cortes de luz son el producto del crecimiento, recita el gobierno y mil cortesanos repiten lo mismo. Y vos, un grandote de huesos gastados y con menos esperanzas que Filmus en una elección de Capital Federal, tenés que hacer tripas corazón, poner cara de póquer y mentirles esperanza a tus hijos que te preguntan si no es posible crecer, pero con luz.
Tengo hijos que este año han dado sus primeros pasos en el mundo de nosotros los grandes. Que se han volcado al estudio de una carrera profesional y han ingresado al ámbito laboral.
En este año que termina, ellos, y tres jóvenes más me han prestado esperanza en una Argentina del futuro. La juventud es así, esperanzada por naturaleza.
Pero hablar de mis hijos puede prestarse para confusiones que no deseo prestar. Así que destaré, ya que estamos en esta etapa del año donde la gente suele hacer una raya larga para volver a empezar un año nuevo, a tres jóvenes de Gualeguay que este año, con su inteligencia, con su lucha con su garra con su talento y con su juventud, me han colmado de esperanzas y me han enseñado y mucho. Uno es Martín González, sus problemas de salud no han quebrantado nunca su esfuerzo de superación. Martincho es una mente que brilla y vuela. Otra es Coti Miranda, que acaba de terminar la secundaria, quién ante el pretendido atropello de expropiación de una parte del campo de su familia, levantó la bandera de la lucha y con su inteligencia logró evitar  la acción patoteril de un Estado que gusta de avasallar derechos de gente mansa.
Y otra joven de Gualeguay que me enseña y mucho cada día, es Tatiana Enrique, que estudia en Paraná y anima con inteligencia las redes sociales. A los 5: GRACIAS!!
Les dejo un escrito de Tatu Enrique, y en honor a nuestro futuro como Nación, les pido que luchemos todos para que nunca, pero nunca, nuestros jóvenes pierdan las esperanzas.
“Tengo 21 años y un problema: Tengo una sensación rara. No, en realidad no es rara. Está bien definida pero aun así es bastante particular.
Me siento en una encrucijada. No, no llegué acá por gusto o por placer. Yo venía caminando muy segura -o convencida- del camino y de mi andar. Si, sabía que en algún momento aparecería alguna bifurcación que me obligue a decidir pero no pensé que me iba a encontrar con la que me encontré. Tengo 21 años y un problema: (poéticamente hablando) TODAVÍA CREO QUE SE PUEDE CAMBIAR EL MUNDO.

Sin embargo estoy acá, 21 de diciembre de 2013 pensando, replanteando, cuestionándome qué camino seguir. ¿Por qué?Porque ustedes, esos que hablan por un lado y hacen por el otro no nos dejan, no nos permiten, NOS PROHÍBEN SER, HACER y hasta incluso SENTIR. Nos viven coartando nuestras posibilidades. Si, a usted le hablo señor/a.A usted que participa de cuanta marcha ecológica surja pero come un caramelo y tira el papel al piso. A usted que lo conmocionan e indignan los accidentes de tránsito pero aun así cruza el semáforo en rojo porque está apurado. A usted que se lamenta cuando llueve y los desagotes no dan abasto pero saca la basura a cualquier hora y la deja en cualquier lugar. A ustedes que se llenan la boca con grandes discursos pero que hacen absolutamente lo contrario. O lo que es peor: no hacen nada. En fin: A ustedes que sólo se acuerdan de sus derechos pero no de sus responsabilidades. Es por ustedes que llegamos a estas encrucijadas. Es una –y no voy a andar con eufemismos- sensación de mierda estar convencida de creer que se puede cambiar el mundo y ver todo el tiempo como se encargan de boicotearte, de hacerte dudar, de desilusionarte, de desestabilizarte, de hacerte sentir desencajada…Pero por suerte acá estamos, intentando permanecer firmes en nuestras convicciones a pesar de todos los por qué, por quienes, para qué, para quienes, entre otras tantas preguntas y palos en la rueda. (Y hablo en plural porque no creo que sean “locuras” mías solamente)Acá estamos, los tercos, encontrándonos con la misma encrucijada y eligiendo el mismo camino una y otra vez. El camino de “cambiar el mundo” a pesar de todo pero tengo 21 años y un problema que no consigo despejar de mi cabeza. Tengo miedo de que me ganen, de que me cansen, que logren que afloje y termine eligiendo el otro camino…”

Horacio R. Palma
El Día de Gualeguay
Gualeguay
Entre Ríos

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