Lo
dicho… tantas alertas envió el gobierno por la ola de calor típica de verano,
pero se olvidó de dar el alerta más esperado: Señor, le van a cortar la luz
durante 3 días.
Ah, perdón, primero lo primero… como
decía mi abuelita, no… la gorila no, la que murió con la esperanza intacta de
que su santa Evita alumbraría el futuro de Argentina desde el cielo. Digo que
primero lo primero: un muy pero muy feliz verano.
Estación hermosa para aquellos que
tienen la dicha de poder disfrutarla, y estación dura para todos los que deben
soportar la rudeza de su clima, en condiciones precarias.
A fuerza de ser sinceros, y ojo que si
hay algo que no soy es Radical o Peronista, sin embargo, Alfonso Primero de
Argentilandia, tenía sus cosas pero avisar te avisaba.
“! Porque con la democracia se come se
vive y se educa…!!!” gritaba Alfonso Primero de Chasco… mus, pero la luz te la
debía toditos los veranos. Eso sí, el hombre tenía la delicadeza de avisarte
con tiempo los cortes programados de luz.
Era un clásico en tiempos de Alfonso
Primero, leer las noticias económicas, remarcar precios, y anotar el día en que
te iban a cortar la luz.
Ahora ni eso, vos vas al súper, hacés la
compra de la semana, o sea, gastás 6 pesos por día para una familia tipo de 4
personas… esperá que hago la cuenta: 6 pesos con los que dicen se puede comer
por día, por 7 días que tiene la semana por 4 personas por familia… ehhh… 800
mangos de mercadería te gastás en tu sábado libre, llenaste la heladera por la
mitad, y el domingo te cortan la luz por dos días sin decir agua va!!, y vos
acabás de tirar la canasta básica familiar a la basura.
Sí, ya se que la cuenta no da 800
mangos, pero uno cuando va al súper no le cobran de acuerdo al Relato del
indec, sino de acuerdo a la cruda realidad.
No tenés luz, por ende no tenés tele ni
celu ni compu ni agua si vivís en departamento… pero sacás del último cajón la
vieja radio que compraste en el todo x dos pesos cuando los todos x dos pesos traían
cosas de china, rascás dos pilas triple A de uno de los diez cajones donde
guardás esas pilas que no sabés dónde corno tirar, y entre las ciento cincuenta
pilas hacés dos. Prendés la radio para ver si ellos te pasan info, porque la
empresa que arregló con el Gobierno para
brindar el servicio de luz, en lugar de contratar empleados te pone una
grabación… “estimado cliente, su reclamo ha sido notificado, estamos trabajando
para restablecer el servicio a la brevedad”. Y vos querés una voz de un ser
humano de carne y hueso, aunque sea esos energúmenos de call center para que al
menos, mientras te repiten el versito que tienen practicado en mil sesiones de coaching,
vos podés putearlos en cuatro idiomas. Uno que sabés bien, y otros tres que
inventás de bronca en el momento para descargarte.
Prendés la radio, la inclinás de diez
maneras distintas para que deje de hacer ruido y escuchás la voz oficial. El
Coqui Capitanich, haciéndose el Carlos Corach habla sin admitir preguntas
incómodas cada mañana.
Y entonces te enterás que la culpa de
los cortes de luz es toda tuya porque tuviste el tuppé de compraste un frío
calor en 24 cuotas.
Los cortes de luz son el producto del
crecimiento, recita el gobierno y mil cortesanos repiten lo mismo. Y vos, un
grandote de huesos gastados y con menos esperanzas que Filmus en una elección
de Capital Federal, tenés que hacer tripas corazón, poner cara de póquer y
mentirles esperanza a tus hijos que te preguntan si no es posible crecer, pero
con luz.
Tengo hijos que este año han dado sus
primeros pasos en el mundo de nosotros los grandes. Que se han volcado al
estudio de una carrera profesional y han ingresado al ámbito laboral.
En este año que termina, ellos, y tres
jóvenes más me han prestado esperanza en una Argentina del futuro. La juventud
es así, esperanzada por naturaleza.
Pero hablar de mis hijos puede prestarse
para confusiones que no deseo prestar. Así que destaré, ya que estamos en esta
etapa del año donde la gente suele hacer una raya larga para volver a empezar
un año nuevo, a tres jóvenes de Gualeguay que este año, con su inteligencia,
con su lucha con su garra con su talento y con su juventud, me han colmado de
esperanzas y me han enseñado y mucho. Uno es Martín González, sus problemas de
salud no han quebrantado nunca su esfuerzo de superación. Martincho es una
mente que brilla y vuela. Otra es Coti Miranda, que acaba de terminar la
secundaria, quién ante el pretendido atropello de expropiación de una parte del
campo de su familia, levantó la bandera de la lucha y con su inteligencia logró
evitar la acción patoteril de un Estado
que gusta de avasallar derechos de gente mansa.
Y otra joven de Gualeguay que me enseña
y mucho cada día, es Tatiana Enrique, que estudia en Paraná y anima con
inteligencia las redes sociales. A los 5: GRACIAS!!
Les dejo un escrito de Tatu Enrique, y
en honor a nuestro futuro como Nación, les pido que luchemos todos para que
nunca, pero nunca, nuestros jóvenes pierdan las esperanzas.
“Tengo 21 años y un problema: Tengo una
sensación rara. No, en realidad no es rara. Está bien definida pero aun así es
bastante particular.
Me siento en una encrucijada. No, no
llegué acá por gusto o por placer. Yo venía caminando muy segura -o convencida-
del camino y de mi andar. Si, sabía que en algún momento aparecería alguna
bifurcación que me obligue a decidir pero no pensé que me iba a encontrar con
la que me encontré. Tengo 21 años y un problema: (poéticamente hablando)
TODAVÍA CREO QUE SE PUEDE CAMBIAR EL MUNDO.
Sin embargo estoy acá, 21 de diciembre
de 2013 pensando, replanteando, cuestionándome qué camino seguir. ¿Por
qué?Porque ustedes, esos que hablan por un lado y hacen por el otro no nos
dejan, no nos permiten, NOS PROHÍBEN SER, HACER y hasta incluso SENTIR. Nos
viven coartando nuestras posibilidades. Si, a usted le hablo señor/a.A usted
que participa de cuanta marcha ecológica surja pero come un caramelo y tira el
papel al piso. A usted que lo conmocionan e indignan los accidentes de tránsito
pero aun así cruza el semáforo en rojo porque está apurado. A usted que se
lamenta cuando llueve y los desagotes no dan abasto pero saca la basura a
cualquier hora y la deja en cualquier lugar. A ustedes que se llenan la boca
con grandes discursos pero que hacen absolutamente lo contrario. O lo que es
peor: no hacen nada. En fin: A ustedes que sólo se acuerdan de sus derechos
pero no de sus responsabilidades. Es por ustedes que llegamos a estas
encrucijadas. Es una –y no voy a andar con eufemismos- sensación de mierda
estar convencida de creer que se puede cambiar el mundo y ver todo el tiempo
como se encargan de boicotearte, de hacerte dudar, de desilusionarte, de
desestabilizarte, de hacerte sentir desencajada…Pero por suerte acá estamos,
intentando permanecer firmes en nuestras convicciones a pesar de todos los por
qué, por quienes, para qué, para quienes, entre otras tantas preguntas y palos
en la rueda. (Y hablo en plural porque no creo que sean “locuras” mías
solamente)Acá estamos, los tercos, encontrándonos con la misma encrucijada y
eligiendo el mismo camino una y otra vez. El camino de “cambiar el mundo” a
pesar de todo pero tengo 21 años y un problema que no consigo despejar de mi
cabeza. Tengo miedo de que me ganen, de que me cansen, que logren que afloje y
termine eligiendo el otro camino…”
Horacio R. Palma
El Día de Gualeguay
Gualeguay
Entre Ríos
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