sábado, 28 de septiembre de 2013

El desorden natural

En la vida hay que elegir, dijo alguien que se muere por quedarse en el poder para siempre. Insaurralde, el candidato oficialista de la provincia de Buenos Aires, eligió… y por lo que se ve, optó por unas calzas más contundentes que las de la jefa suprema. Y está bien.
  



Claro que si uno en verdad cree en las bondades de poder elegir, luego no se puede echar atrás y enojarse cuando los que eligen, eligen lo que no nos conviene o lo que no nos gusta.
Bella es la libertad. Linda es la libertad. Hermosa es la libertad.
Pero la libertad conlleva la responsabilidad enorme del: hacerse cargo.
Es curioso como siempre se lucha con la misma fuerza por conseguir más libertad, como por eludir las responsabilidades que la libertad otorga.
Un grupo de alumnos toma el colegio. Se cierran las puertas, se abroquelan ante las autoridades y “aquí mandamos nosotros”.
Un cartel anuncia “Colegio tomado” y el gobierno colegiado de la institución pasa a ser gobierno de facto. Los alumnos al poder.
Los reclamos a grito pelado.
Los jóvenes son eso, jóvenes, y entonces los padres apañan la rebeldía con el orgullo incomprensible de defender hasta lo indefendible.
De tal palo, tal astilla repetía mi abuelita, la peronista, cuando escuchaba a un joven Ricardo Alfonsín hablando como si supiera.
En la ideología distorsionada de un mal llamado progresismo, la autoridad y el orden son malas palabras y sus consecuencias, un estado al que se debe combatir.
Subvertir el orden de las cosas es la imposición que emana de arriba, para que sus consecuencias provoquen el natural derrame… hasta enchastrarlo todo.
Cuanto peor… mejor, decía Lenin, mientras se cargaba millones. Mi abuela, la gorila, lo decía con menos romanticismo: Y bue, que se pudra todo así los peronistas no vuelven más.
Pobre abuelita, si supiera que 35 años después los peronistas siguen sin poder llegar a podrirlo todo. Pero casi casi.
El concepto de autoridad se combate. Aquí no manda nadie. Rousseau y Marx se dan la mano camino a la disolución del Estado en busca del paraíso comunista, reino de esa libertad mentirosa que en dictaduras como Cuba se sostienen con el garrote vil.
Colegio tomado. El gobierno de una asamblea de libertarios que esgrimen banderas de libertad con beneficio de inventario. Papá y mamá aplauden desde la vereda, tras las rejas que separan la libertad de la chiquilinada. La autoridad, de la anarquía.
No es cuestión de partir lanzas contra los chicos. Ni de pegarle un coscorrón a la pequeña “Lulú”, que con sus seis añitos convenció ella sola su alma, a su adorada mamá, al Inadi y al mandamás del lobby gay en Argentina para que le cambiaran su partida de nacimiento.
Lulú, el primer caso en el mundo de un niño transexual. Ese orgullo inconfundible de ser argentino.
La nena de 6 años nació varón, nos cuenta su mamá. Esta semana, el Registro de la Personas autorizó la modificación de su partida de nacimiento y que le cambiaran el documento. 
Niño demandante, y mamá feliz.
El orden natural de las cosas, en Argentina se subvierte sin mayores discusiones y por vía administrativa.
Niños transexuales que se levantan un día, piden la mamadera y le exigen a mamá dos caramelos y que le corten el pito. Lo pedís. Lo tenés. 
Esa incomparable dicha de los sueños al alcance de la mano.
Las cámaras se corren un poco de Lulú.
Colegio tomado.
Por las noches, los chicos libertarios del Nacional Buenos Aires, un colegio secundario que depende de la Universidad de Buenos Aires, han limado candados, han forzado puertas de rejas y han desandado los túneles históricos de la “Misteriosa Buenos Aires”.
Atraviesan las catacumbas que, en los albores de la Patria con mayúsculas, sirvieron para la Libertad con unas mayúsculas más grandes que la Patria, y emergieron en el templo histórico de San Ignacio de Loyola.
Montados a en el corcel desbocado del libertinaje, se deshicieron de la carga pesada de la responsabilidad, y profanaron lo más Sagrado: la Historia, la Libertad y el Dios de la mayoría de los argentinos.
Lo otro, lo material… importa menos. Los bancos, los altares, los techos y los pisos se arreglan, dicen, con 14 millones de pesos que, por obra y gracia de la falta de autoridad, no saldrán sólo de los padres de los grandísimos pelotudos, ni del presupuesto de la UBA, sino que saldrán, fiel a la ideología imbécil de socializar las pérdidas, de todos nosotros.
Un colegio que no asume su responsabilidad. Unos padres que por ideología se convierten en secuaces de sus hijos delincuentes, y una Iglesia Católica peligrosamente acostumbrada al sacrilegio y al vandalismo.
Todo es igual. Nada es peor. Dale que va.
Cómplices las autoridades y cómplices los padres de los alumnos delincuentes y cómplices todos nosotros que otorgamos callando.
Un mensaje nuevo silba desde el fondo de mi computadora. Delicias de la tecnología.
Leo la nota que el Periodista de Gualeguay, Norman Robson le hiciera al diputado Juanjo Albornoz: “En diálogo con Gualeguay21, el legislador explicó que en su momento acompañó la iniciativa del Poder Ejecutivo local para recuperar el balneario (Paso de Alonso) considerando las necesidades de nuestra ciudad de brindar alternativas diferentes a los turistas. Del mismo modo, Albornoz explicó que el tratamiento de dicho proyecto en la Cámara debería estar acompañado de un proyecto de aprovechamiento de ese predio, justificando la medida de expropiación. Como a lo largo de este año el Ejecutivo nunca pudo concretar la entrega de un proyecto de explotación del balneario, destacó el Diputado, lo que dejó entrever que no había mayor interés por parte del DEM, o no sabían que hacer o bien decidieron dar marcha atrás con la idea.
Consultado sobre si esto habría sido solo un capricho de la Intendencia, Albornoz Capricho prefirió entender que es una de las tantas decisiones que se toman con una visión equivocada, que no tiene nada que ver con la época que vivimos, decisiones que se toman sin darle explicaciones a nadie, y aprovechó para remarcar que hoy si hay algo que tienen que hacer los gobernantes es dar explicaciones de las decisiones de estado.

En el mismo sentido, Albornoz también reconoció que la fuerte movilización social que hubo en contra de la expropiación también pesó a la hora de tomar la decisión de retirar el proyecto.”

Nobleza obliga, lo primero que hice fue felicitar a Juan José Albornoz a través de la red social Twitter. Lo hice unas horas después de que me borrara de entre sus seguidores. Y bueno, hay mañas que no se pierden. Lo felicité por la decisión de dar marcha atrás con el atropello de querer expropiar Paso de Alonso. Y lo felicité de corazón.

Bien por los políticos que reconocen un error. Bien por la ciudadanía que se levanta y grita. Y un bien muy pero muy bien 10 para Coti Miranda, que con sus pocos años y su gran garra, se puso la protesta al hombro, reclamando sus derechos sin romper cosas ni profanar templos, haciéndose grande de golpe!

Horacio R. Palma
El Día de Gualeguay
Gualeguay
Entre Ríos

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