Y de pronto… los obvios, descubrieron el Taekwondo.
Es
que casi sobre el final de los Juegos Olímpicos de Londres, el taekwondista correntino
Sebastián Crismanich consiguió que la Argentina pudiera mostrar una medalla
dorada en la foto del medallero mundial.
Bien
ahí. Bien por él. Mal por otras, que confunden adrede el deporte con la
política. Y que durante toda la transmisión olímpica en el canal de televisión
del régimen que nos gobierna, nos bombardearon con propagandas de Abuelas de
Plaza de Mayo. Sebastián Crismanich no fue de la partida en la publicidad… es
que sus familiares militares y policías resultaron una mala imagen para las
cultoras del resentimiento a la hora del casting.
Ahora
florecerán las escuelitas de taekwondo en cada esquina de cada pueblo y los
chicos, empujados por la sobredosis de euforia mediática, practicarán patadas
en las plazas, las veredas, los balcones y los patios.
Como
antes el vóley, o el paddle, o el tenis, o el cuatriciclo… somos así.
Triunfalistas sin remedio y hacedores de leña criticona ante cada árbol caído.
Bipolares. Como Ella. Y desmesurados. Como Ella. Y despóticos. Como Ella. Después
de todo, los gobernantes, aunque a veces nos neguemos a reconocerlo, no nacen
de un repollo ni aterrizan en naves exóticas desde galaxias lejanas a un
costado de la Plaza de Mayo. No. Nada de eso. Que Perón, Menem, De la Rua, el
matrimonio Kirchner Fernández y hasta el mismísimo General Videla han nacido
desde las entrañas mismas de nuestra sociedad espasmódica.
Nosotros
somos en parte ellos y ellos han sido en gran medida: nosotros.
Nosotros
engendramos a nuestros próceres y a nuestros dirigentes y a nuestros representantes
y a nuestros presidentes y a nuestros ladrones (valga la redundancia) y a nuestros asesinos. Nosotros los llevamos
a lo más alto y nos desentendemos del tema hasta que un día despertamos, y nos
damos cuenta que se han cargado el país, que nos están jodiendo la vida... o
que se han enriquecido hasta el descaro mientras nosotros mirábamos Tinelli.
Punto
de inflexión entonces en el humor social de los argentinos, que si en algo nos
merecemos la medalla de oro, es en eso de quitarnos las responsabilidades del caso
con una velocidad que sería la envidia de Usain Boldt, el increíble atleta
jamaiquino que se dio el lujo de ganar la medalla de oro en los 100 y 200 metros
llanos después de un festejo con tres jugadoras suecas de hándbol.
Entonces
las cacerolas o ese despotricar ante cada muerte absurda que no es más que una
muerte obvia ante un país que desarma en pedacitos de realidad escondida por el
relato.
Que
yo no fui. Que nunca me enteré. Que no la voté. Que yo soy “apolítico”.
¿Ah
sí?, escúchemelo al señorito. ¡Míremela a la señora! Con qué desparpajo se
desentienden de las cosas. Resulta que ellos son “apolíticos”. Claro, como si
el ser “apolítico” nos salvara de la responsabilidad grande que tenemos al
hacer una vida personal, una familia, una sociedad… o un país.
Pero
peor que la euforia incontinente de los argentinos, es el derrotismo
inconsistente de cada uno de nosotros. Pierden Las Leonas, y resulta que la
decepción se vuelca en improperios y la sociedad les cuestiona el temple o el
empeño o la voluntad o las agallas…justo al seleccionado femenino de Hockey!,
que hace más de una década que se mantiene entre los mejores del mundo. Algo
que ni siquiera el fútbol con todo su festival de millones ha podido conseguir.
Para
señalar al otro somos “mandados a hacer” como decía mi abuelita, que murió
convencida de que Perón era un amante de la juventud, cuando lo veía pasear en
motoneta con chicas de la UES. Bueno, a lo mejor en eso sí tenía razón mi
abuelita.
Pasamos
de la euforia desmedida a la depresión sin sentido en un solo resultado.
Resultaba
extraño, y a veces hasta cómico que, mientras veíamos en vivo la fiesta
deportiva por excelencia, como son los Juegos Olímpicos, que en este año se han
realizado en la espléndida capital del Reino Unido, nuestra presidenta nos
anunciara por Cadena Nacional diez veces en quince días las bondades del modelo
argentino por sobre la caída estrepitosa de la pobre Europa.
Varias
“generaciones doradas”. En básquet, en vóley, en Hockey, en hándbol… solo nos falta una generación dorada en
política… y otra más en ciudadanía.
Por
ahora está verde la cosa. El gobierno con el gabinete más rico de la historia
democrática argentina, el gobierno que más se ha enriquecido en la función
pública, el que ha comprado tierras fiscales por chirolas, el de los escándalos
de valijas y contratos y empresas fantasmas, ése mismo gobierno ahora nos
reclama ética.
En
una entrevista que le realizaran al intelectual francés, Guy Sorman dice: "La
Argentina es un museo de un debate que ya desapareció". Así es…el régimen
nos gobierna con un enorme espejo retrovisor como parabrisas, y pasea con un
inmenso altoparlante desde el que emite un discurso a todo volumen. Como el
tero, grita lejos de sus huevos.
Así,
mientras la presidenta enamorada de su espejo y convencida de que es real el espejismo,
se cree redimida en el relato de que gobierna el mejor país del mundo… pero la
realidad es mucho más negra que los espejitos de colores del relato
oficialista.
Mientras
la generación gris de políticos y dirigentes argentinos se disputan poder con
el subte y la gente mansa de por medio, y mientras Europa “se desploma con
envidiosa mirada hacia el modelo “nacional y popular” de los nuevos zares de El
Calafate”, un hecho ocurrido en las narices del ministro de indefensa, desnudó
esta semana sin querer la realidad disfrazada.
En
el festejo del día de la Fuerza Aérea, la ministra de Seguridad doña Nilda
Garré ex de Abal Medina comunicaba: “La Fuerza Aérea está hoy íntimamente
comprometida en la Defensa. Nuestra política de Estado es consolidar un sistema
militar moderno y eficaz". La
ceremonia se desarrollaba en la Escuela de Aviación.
El momento del accidente
El
jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, brigadier general Normando
Costantino, resaltó el rol de la Fuerza Aérea en la defensa de la soberanía y
la actualización de sus recursos para responder efectivamente a su propósito.
Blablas de uniformado complaciente.
Después
habló el ministro de Defensa, Arturo Puricelli que reclamó airadamente sobre
Malvinas a Inglaterra. Y de pronto, bajo el sol tibio de Córdoba, sobre la
cabeza de los funcionarios de la realidad pintada de colores, pasa la
escuadrilla de los aviones Pampa, y dos de ellos chocan sus alas y los pedazos
caen cerca del palco del ministro.
Así quedó el avión Pampa en el día de la Fuerza Aérea
La
obsecuencia del brigadier, que se le ocurrió agasajar al ministro Puricelli con
un número de acrobacia sin haberlo practicado y con aviones de instrucción. Más
la falta de presupuesto del modelo nacional y popular casi provocan la
tragedia. Hoy, los aviadores argentinos vuelan una hora cada dos semanas. No
sucedió una tragedia de milagro. Porque Dios protegió a los soldados de la
obediencia debida. Relato y realidad. Así las cosas. Pero, mientras haya
ciudadanos obsecuentes dispuestos a inmolarse, el régimen seguirá firme.
Horacio Ricardo Palma
para El Dia del Gualeguay
Gualegauay
Entre Rios
3 comentarios:
Tenes razón, hay gente que confunde el deporte con la política, como el mundial 70, donde el comité del brigadier lacoste no solo hizo márketing de la dictadura sino que los gastos terminaron siendo el triple de lo que se había anunciado (ver como se incrementó la fortuna de Loma Negra) Ojalá nadie haga uso político del deporte como lo hizo la junta de comandantes
Que raro no? la defensa de la "democracia" es que hace lo mismo que la "dictadura".
"dictadura" entre comillas? como si alguien hubiese votado a esa manga de delincuentes neo-liberales hijos de la CIA!!!
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