A
mi abuelo
Te
llevaron, o eso creyeron que hacían, pero nunca pudieron. Creyeron que haciendo
lo que quisieran con tu cuerpo, te tendrían. Pero no pudieron.
Creyeron
que flagelando tu cuerpo penetrarían en tus ideas hasta tal punto, de
manipularlas a su antojo, de poseerte, sin importar cómo. Pero ese muro era
impenetrable. Hasta el final.
Lo
intentaron con todo lo que pudieron, con todo lo que sabían hacer, con todo lo
que el odio les permitió hacer y con tu sangre pintaron su brazalete izquierdo.
Usaron tu cuerpo para "crecer", para dejar de ser imberbes, para
demostrarle al mundo su determinación adulta, sus ganas de morir por algo que
valiese la pena.
Pero
no alcanzaba.
Creyeron
que el tiempo te debilitaría, que el frío y el encierro serían lapidarios de
tus ideales, y aunque no llegaban a creer del todo en lo que hacían, se sentían
mas hombres al torturarte.
Usaron
tu cuerpo para crecer, hasta donde pudieron. Más no les permitiste.
Ni
la cicuta te hizo dudar.
Mientras
te obligaban a morir le cantaste al viento, aunque ellos no entendieran. O no
quisieran entender.
Moriste
como el Quebracho y el monte todavía no terminó de estremecerse.
Y
hasta esto quisieron quitarte, hasta de tu última intención quisieron ser
dueños y dijeron que te habías suicidado, dijeron que no habías luchado hasta
el final y que habías sucumbido, dejando este mundo cobardemente.
Cobardes
son quienes ocultan la Verdad.
Y
la verdad nos hará libres.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario