sábado, 7 de septiembre de 2013

El 4 de septiembre de 2010 moría Fernando Siro. Actor



A Fernando Siro, los salvajes animales lo acorralaron en vida. Quisieron lincharlo en una esquina céntrica en nombre de una república y de una democracia que nunca le ofreció el abrazo cálido de la justicia. Y eso que república y democracia conocen bien a esta clase de animales ponzoñosos que trafican sus odios en Argentina a plena luz del día. Son los mismos que con cara de piedra dicen “nosotros nunca intentamos la justicia por mano propia”…pero le reventaron la cabeza a Fernando Siro, enfermo de cáncer terminal, y molieron a golpes a su esposa Elena Cruz, de 70 años. Los que a Miguel Etchecolatz le destrozaron todos los vidrios de su casa, le tiraron abajo el portón, se subieron a lo techos, le cortaron la electricidad y la línea telefónica, y el gas. Le tiraron alquitrán y, como no pudieron incendiar la casa golpearon a su esposa. 
Los mismos que intentaron linchar a Roberto Alemnan, mientras caminaba por las calles de Buenos Aires. Que acosaron al ex Juez Leopoldo Russo a la salida de un juicio por la verdad (que es mentira), hasta provocarle un infarto…los mismos que en patota de “100 valientes”, acorralaron a Julio Simón en una confitería, hasta romperle los huesos. 
Son los que vociferan tolerancia, pero echan a Fernando Siro y a su esposa Elena Cruz de la Asociación de Actores para dejarlos sin obra social.

Es que Siro y Cruz cometieron un pecado imperdonable en esta democracia de salvajes ponzoñosos: Opinar.

Fernando Siro murió aquí, a la vuelta de la esquina. Murió de cáncer.

Siro murió sin ley, en una Argentina que no tolera casi nada.

Fernando Siro... descanse en paz

Argentina es a la que no dejan descansar en paz los intolerantes de siempre. Los que han lucrado con las cenizas de jugar con el fuego de la violencia.

2 comentarios:

Andrea Palomas Alarcón dijo...

Así atacaron siempre los "jóvenes idealistas": a los más débiles y a traición.
Siempre fueron violentos, antes y ahora; nunca quisieron la democracia, ni antes ni ahora.
Siempre fueron ladrones, secuestradores, mentirosos y estafadores. Antes ahora.
Sólo han cambiado de nombre.

Anónimo dijo...

Nunca podré olvidar el bestialismo cobarde contra ese hombre de los intolerantes inservibles resentidos e hipócritas ya que son mil veces peores que aquellos a los que llaman genocidas